Un largo caminar, hambre, esconderse de las autoridades de migración y frío ante las bajas temperaturas es lo que viven las madres venezolanas con sus hijos pequeños varadas en la mexicana y fronteriza Ciudad Juárez.
Ellas, en algunos casos, pasan semanas en un campamento cercano al Río Bravo, con el fin de alcanzar el sueño americano.
Aunque diferentes autoridades les han insistido para llevarlos a un albergue, ellos continúan a la intemperie. Piensan que así el Gobierno Estadounidense va a autorizar que crucen hacia el país al que quieren llegar.
Uno de los ejemplos es el de Daryana, quien declaró a EFE que «se sufre bastante».
«Venimos con los niños, nos toca pasar selva, nos toca caminar bastante, venimos huyéndole a la migración, los niños se enferman», expresó.
Añadió que el Gobierno estadounidense debería dar prioridad a las familias que tienen niños, que no todos los migrantes son malos y aclaró que las madres y padres buscan darles oportunidades de futuro a sus hijos.
«Estamos aquí, donde hace un frío bastante fuerte, los niños sufren», comentó. Ella viene con su hijo Beyfer, de 5 años, y siguen con la esperanza de que se solucione su situación migratoria.
Otro de los casos es el de Fany Sulain, una mujer que fue expulsada de Estados Unidos, por el título 42 y que lleva dos semanas en dicho campamento.
«Esto es algo que da pesar, queremos luchar para cruzar, no es fácil como madre vivir esto pero mi esperanza es poder cruzar. La gente nos ha dado donaciones, la carpa, comida, pero esto es difícil», abundó.
Al respecto, Enrique Valenzuela, coordinador general del Consejo Estatal de Población (Coespo), comentó que, dadas las inclemencias del tiempo, no es lo mejor que las familias permanezcan en la intemperie.
«Desafortunadamente no hay disposición de ellos para moverse a un refugio, ya que piensan que van a poder cruzar en bloque. Seguimos atentos a este fenómeno, ya se acondicionó un albergue para niños y adolescentes, sin embargo, hay quienes desean continuar aquí «, declaró a EFE.